lunes, 30 de enero de 2012

Miguel Ruiz Effio ha reunido en "Un nombre distinto" (Altazor) seis cuentos que remiten a la mejor tradición del cuento urbano


Por Javier Ágreda

El escritor Miguel Ruiz Effio (Lima, 1977) ha reunido en Un nombre distinto (Altazor, 2011) seis cuentos que remiten a la mejor tradición del cuento urbano peruano. Especialmente a Los gallinazos sin plumas de Ribeyro, libro con el que comparte ambientes y personajes, limeños venidos a menos y a los que la pobreza lleva a situaciones extremas. Así sucede, por ejemplo, en “Dos pájaros, un tiro”, la historia de una joven que es objeto de abusos sexuales por parte de su propio padre.

Pero ya en ese relato aparecen algunos de los peligros de la propuesta de Ruiz Effio: el efectismo de las tramas y el maniqueísmo en los personajes. El padre es descrito recurrentemente como un monigote, depravado, borracho, de carnes fofas y aliento insoportable, bicho asqueroso, etc. A él se opone el joven y delicado Luis, enamorado platónicamente de la protagonista. Afortunadamente, a medida que avanzan los cuentos, esos defectos se van superando. En “Descifrando a Lulú” hay bastante más complejidad en la psicología de los personajes, lo mismo que en “Laura” y “Aunque la muerte nos espere”, protagonizados por un pedófilo y un barra brava, respectivamente.

El punto más alto es “Raimondi 904”, cuento en el que vemos a un “perdedor” ribeyriano desalojado de su vieja casa familiar, abandonado por sus mejores amigos y, en un final apenas sugerido, asaltado por una agresiva pandilla. En suma, Un nombre distinto –libro ganador del VI Concurso Nacional de Cuentos organizado por la Asociación Peruano Japonesa– muestra una marcada superación de Ruiz Effio como cuentista.

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